De las tantas
conversaciones con amigos, no conozco a uno solo que se haya negado a la idea
de conocer el mundo. ¡¡POR SUPUESTO!! Y quién no? Nuevos lugares, nuevas
culturas, nuevos rostros, todo es tan intensamente desconocido que resulta ENCANTADOR….hasta que llegamos al gran problema para mucho de
nosotros, sí, esa Torre de Babel que nos impide pedir una taza de café en
París, o subirnos en la estación correcta en el metro de NY. Entonces que queda
perdernos de los momentos mágicos en un lugar mientras activamos google
traductor.
Vaya que mal la
he pasado con esta herramienta, confieso haber postergado, gracias a la
comodidad del traductor, el aprendizaje de un idioma, (…para qué aprenderlo si
está el traductor…ja que ilusa) recuerdo claramente uno de los momentos más
incómodos que he pasado el llegar al aeropuerto Charles de Gaullie en
París, y con mi Francés masticado, pedir instrucciones para llegar a las líneas
del metro, una hora recorriendo pasillos, escaleras, y la misma expresión en el
rostro de los Parisinos, sí esa misma cara cuando un turista nos pide
instrucciones en nuestra ciudad y no entendemos nada de nada, recuerdo haber
escrito en el traductor la pregunta y el resultado era aún más desastroso, como
no había más que perder (sólo la poca dignidad que para ese momento me
quedaba…) emprendí la misión con el idioma del mundo, el inglés, vaya que pensé
que eso solucionaría el tema, pero aún estaba lejos siquiera de llegar a la
línea del metro, ahora el problema resultaba que no era yo, J´ne parle
Anglais…excuse moi…. Para ese momento después de preguntar a unos 10
viajeros y obtener la misma respuesta, apareció un ángel llamado agente de
seguridad que en perfecto Inglés me explicó como llegar a la línea del metro,
donde comprar el ticket, y luego de un hermoso y casi angelical “Bienvenida a
Francia” pude continuar con mi viaje. Ese día a punta de zapato, aprendí una
valiosa lección: CUANTOS MÁS
IDIOMAS APRENDAS, EL MUNDO SERÁ COMO TU CASA.